28/10/14

Investigaciones absurdas, inverosímiles y disparatadas



                Aunque la noticia que va a servir de objeto de este comentario es de  septiembre de 2012, tiene su miga, su corteza y su aquel, o sea que "tiene tela" como diría un andaluz.
            Pues bien, "entrando en materia", hay que decir primero que cada año se conceden los premios IG Nobel a los estudios científicos más absurdos y esperpénticos. Dichos premios los promueve la revista Anales de Investigación Improbable -con ese nombre ya "se entra en materia" con suma rapidez y sin problemas-, y son una alternativa en clave de humor a los premios Nobel que concede la Academia Sueca. Los Ig Nobel se entregan en la Universidad de Harvard, en Massachusetts (EE.UU.).
            El primer premio,  en el apartado de física, del citado año, se concedió a una investigación que explica la forma de una cola de caballo -peinado femenino para recogerse el pelo-. Si, lector, lo has leído bien, no estás alucinando, aunque lo hagas habitualmente -son cuestiones personales que no son de mi incumbencia-. El estudio fue publicado anteriormente en una revista muy prestigiosa Physical Review Letters, por lo que se convirtió inmediatamente en una firme candidata al primer premio. Los autores de dicha investigación "de primera necesidad", entre ellos Raymond Goldstein, un físico de la Universidad de Cambridge y sus colaboradores, afirman que su estudio puede ser muy importante en la industria textil, la animación por ordenador y los productos dedicados al cuidado personal - puedo prometer y prometo que no sabía que esos productos se hagan cola de caballo también, pardiez-.
            Pues como iba diciendo, los mencionados investigadores para derivar la "ecuación de la cola de caballo", tuvieron en cuenta la rigidez de los cabellos, la gravedad y sus efectos y la posibilidad de que el cabello tuviera rizos u ondulaciones. La ecuación resultante se puede utilizar para predecir la forma de cualquier cola de caballo -una cuestión importantísima para los impacientes que no pueden esperar a verla cuando esté hecha la cola, con sus mismos ojos, mismamente-. Por esta importantísima investigación se han llevado el Ig Nobel de Física -y el premio de todos los peluqueros que descansan ya tranquilos porque pueden saber a priori si la cola de caballo que le van a hacer a la clienta de turno va a satisfacerla antes de ponerse manos a la obra-.
            Pero esto no acaba aquí, porque además de la investigación antes mencionada, hay otras muchas que son igual de extrañas, absurdas e inverosímiles, incluso más que la  de la cola de caballo que tiene miga para un regimiento.
            Al grano: otro premio, el de acústica, lo ha recibido una pistola que consigue hacer callar a la gente -hombre, dicho así mola un montón, porque hay cada uno y cada una que no se callan ni debajo del agua-. Lleva por nombre la mencionada y simpática pistola "SpeechJammer" (que viene a ser como "bloqueador de discursos") y que es capaz el artefacto de dejar mudo a cualquiera. Sus inventores son los japoneses Koji Tsukada y Kazutaka Kurihara. ¿Y cómo funciona?, te estarás preguntando, avispado lector, con un pensamiento en mente que más vale que no intuya tu mujer, novia o adosada por tu propia seguridad. Pues, parece ser que la pistola consigue que quien esté hablando oiga sus propias palabras con un retraso de 0,2 segundos -aquí se te pone una sonrisa de buda feliz que te delata-, lo que causa que quien habla al no poder escucharse instantáneamente, sino con dicho retraso, se queda mucho y desorientado -aquí tu sonrisa es ya como una tajada grande de sandía...
            Pero sigue la lista de invenciones disparatadas, aunque algunas tienen su puntito de gracia como la pistolita de marras. Veamos cuáles son las siguientes: por ejemplo una tan sumamente útil como la investigación sobre la actividad cerebral en un salmón muerto -¿no hubiera sido más acertada la medición cerebral del investigador que la llevó a cabo?, porque seguro que estaría en punto muerto, pero muerto del todo y sin posibilidad de resucitar-, ésta en el apartado de neurociencia. Además, en la sección de química, el premio se lo ha llevado la investigación sobre una población sueca a cuyos habitantes  se les vuelve el pelo verde -¿alienígenas?-; en otro apartado, la investigación versa sobre cómo se derrama una taza de café cuando una persona camina con una taza en la mano (dinámica de fluidos) -con lo fácil que hubiera sido preguntarle a quien limpia después el suelo...-.
            A las anteriores se les suma la investigación realizada en el campo de la anatomía -no se le puede llamar increíble porque lo son todas-, sobre los chimpacés y su capacidad de reconocerse por el culo en fotos -bueno, conozco humanos que también realizan esa proeza como es el marido de mi amiga Trini de la que ya he hablado en otras ocasiones, aunque no sé si los chimpacés le ganan en esto, porque él lo hace en persona solamente-. En Medicina, el premio se lo ha llevado la investigación sobre la posibilidad real de que los pacientes exploten cuando se les realiza una colonoscopia - de verdad que esto ya no tiene  ninguna gracia, además de ser un poquitín escatológico y macabro-; o bien la realizada sobre el hecho de que al inclinarse hacia la izquierda cuando se mira  la Torre Eiffel parezca más pequeña al observador  -¿y si se inclina a la derecha le parecerá mayor?, duda lógica­-, en el campo de la psicología.
            Todas estas investigaciones científicas, sesuda, imprescindibles y de gran importancia  para el bienestar de la Humanidad, se han llevado a cabo y han obtenido su correspondiente premio. Para quien quiera saber más de esto puede consultar (en inglés) la web de la revista que concede los premios en el siguiente vínculo http://www.ignobel.com/
            Y después pensamos que la ciencia es algo serio y aburrido, cuando en ocasiones nos muestra también su lado humorístico y su corazoncito. Por eso, hay veces que la realidad, por increíble que se nos muestra, parece pura ficción. Ya lo decía mi abuela...