22/12/12

Una viuda pobre, pero con recursos



El panteón "okupado"
                Desde luego, en épocas de crisis siempre se agudiza el ingenio para combatir los muchos problemas económicos que surgen en estas etapas de "vacas flacas", como las que está viviendo  la mitad de la Humanidad -con independencia de la otra mitad que no ha conocido nunca otra situación que la miseria pura y dura como único y posible estado de vida permanente de la que no tiene esperanza alguna de salir-. Sin embargo, hay quienes además de agudizar el ingenio, también le echan "cara" al asunto, quizás por una tenaz costumbre de hacerlo, lo que le ha proporcionado siempre soluciones improvisadas pero eficaces para combatir la falta de medios económicos, pero no de ideas brillantes para ir saliendo del apuro, hasta que la brillantez de su estratagema se convierte en oscuridad al ser descubierta y tener que enfrentarse a las consecuencias no siempre buenas, sino todo lo contrario.
            El caso que nos ocupa en esta ocasión, la protagoniza una ciudadana argentina, Adriana Villarreal, de 43 años, para solventar su difícil situación económica producida por su  reciente viudedad, al morir su marido, Sergio Yade,  en 2010,  con sólo 28 años de edad y en oscuras circunstancias, al que califica la viuda de haber sido una excelente persona que se merecía lo que ella llevó a cabo y que parece extraído de una película de suspense (para algunos, de terror) de la mejor factura.
            Todo se descubrió al notar los familiares de otros fallecidos en el cementerio de la localidad Dos de Mayo, en la provincia de Misiones, que  se escuchaba música de alto volumen en el panteón donde está enterrado el difunto marido de la protagonista de esta curiosa historia. Dichos familiares de otros difuntos que querían que los idem descansaran en paz y no tuvieran que soportar los atronadores sonidos que provenían del panteón en cuestión, lo pusieron en conocimiento de los encargados de dicho cementerio, por lo que inspectores municipales se dirigieron al panteón "sospechoso" y ruidoso para ver cuál era la causa de haberse convertido en una sucursal improvisada de cualquier discoteca local.
            Al acercarse al  ruidoso panteón y llamar a su puerta, pues es una construcción en forma de casita de estilo actual y "preparado como una casa" (se acompaña imagen), según informó el comisario local, Gustavo Braganza, se quedaron atónitos al ver como les abría la puerta una mujer en pijama. Le indicaron que existía un horario estricto de visitas, además de la prohibición expresa de pernoctar en cualquiera de los panteones  o tumbas o, simplemente, dentro del recinto del cementerio.
            El interior del panteón contaba con toda clase de comodidades: televisor, ordenador, equipo de audio, silla, cocina  a gas y cama. La ingeniosa "okupa" afirmó que ponía música despacito porque a él -el difunto marido- le gustaba la música de ese tipo, y también afirmaba no tener miedo de dormir al lado de un cadáver porque "los muertos no hacen nada". Además de tener un excelente sentido práctico, también lo tenía lógico, lo que hay que reconocerle, al menos. Afirmó  que le gustaba visitar a su difunto marido porque era la única familia que tenía en esa localidad y que no podía pagar tanto dinero para hospedarse en un hotel durante todo el largo tiempo que duraban las visitas "okupacionales" de la viuda.
            El panteón fue cerrado con candado por los inspectores y la insólita viuda regresó a su casa en la provincia de Buenos Aires. Todo esto lo explicó la ingeniosa mujer a la página web misionesonline.net, afirmando que  "Cuando se ama mucho al hombre uno puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco". Además de sus continuas y largas visitas al panteón  "residencial" (para ella, más que para el difunto) que se había montado la doliente viuda que hacía a lo largo de todo el año, también lo visitaba en Navidad y Año Nuevo, pero con la nota insólita de que llevaba pirotecnia para celebrar junto a su embalsamado marido tales festividades que debían dejar el camposanto iluminado y al resto de los fallecidos allí enterrados "alucinando en colores", pero no por los fuegos fatuos, sino por la, insólita, aprovechada y utilitaria forma de homenajear a su marido muerto y, al  mismo tiempo, construirse un pequeño chalecito en pleno campo(santo), rodeado de árboles, naturaleza(muerta) y vecinos nada ruidosos y quietecitos que nunca protestarían por el volumen de la música, ni le exigirían el pago de la Comunidad, tener que acudir a las espantosas  reuniones vecinales, ni pagar las diversas energías, porque todas esas estaban incluidas.
            O sea,  que encontró en ese panteón no sólo el consuelo de su triste viudedad, al visitar al difunto, sino también, y sobre todo, encontró y explotó un verdadero chollo.
        Por algo dice el refrán que "los duelos con pan son menos". Con pan y panteón-residencial, habría que añadir...

14/10/12

A GRANDES CUERNOS, MEJORES MACHOS.



Por Ana Alejandre

El escarabajo rinoceronte
Hay que avisar a los navegantes y lectores que  no se desea ofender a ningún hombre con el título de este comentario, sino que la afirmación que lo titula es el resultado de una investigación científica, rigurosa y seria como la que más, y que ha sido publicada en la revista Sciencie, después de un estudio exhaustivo de los escarabajos rinocerontes (estos animalitos tienen la misma dualidad que el hombre: son escarabajos y rinocerontes, lo mismo que el hombre es tal y, además, un animal, dicho esto sin ánimo de ofender, pues es una evidencia científica incuestionable).
Un ciervo y su cornamenta
        El estudio en cuestión afirma que una ornamentación o un “arsenal cornudo”, como son los cuernos de los escarabajos, las astas de los ciervos o la cola extremadamente larga de las aves (de las “otras” ya hablaremos en otro momento), se consideran símbolos de la virilidad masculina (claro, porque femenina no puede ser nunca la virilidad, como es obvio). Pero, es más, este nuevo estudio recientemente publicado, ha demostrado que estos rasgos son señales evidentes de poseer una buena genética.
Douglas Emlen
            Para evitar la suspicacia de los lectores y demostrarles que no es una broma pesada o un cuento chino, hay que advertir que el equipo investigador ha sido dirigido por el profesor Douglas Emlen, de la Universidad de Princenton (se adjunta enlace para que se compruebe que existe tal criatura que investiga los cuernos de los insectos machos, ¿es que no tenía especímenes  humanos cerca, con lo numerosos que son, para sus investigaciones? http://dbs.umt.edu/people/facultyDetails.php?id=878) quien analizó los cuernos bifurcados (yo conozco a algunos que los tienen poliédricos) que tienen estos animalitos llamados escarabajos rinocerontes y comprobó que algunos de estos cuernos sólo son diminutas protuberancias, aunque otros son enormes, pues llegan a medir dos tercios de la longitud del escarabajo, ¡que ya son cuernos!
Ave llamada "viuda"
            El descubrimiento de que esto significa buena genética por parte de estos macrocornudos (con perdón), se produjo cuando en dichos experimentos  silenciaban los genes y descubrieron que los cuernos de los escarabajos eran más sensibles a los cambios en la insulina que otras partes del cuerpo, como pueden ser los genitales o las alas (en las aves, no en los humanos, aunque algunos puedan tener “pluma”). Eso significa, según los autores de dicho estudio, que un aumento de la sensibilidad de las células a la insulina puede ser el causante del crecimiento exagerado de los cuernos en estos animales (en los humanos se produce por otras razones que no competen dilucidarse en este corto texto, aunque lo dejaremos para otra ocasión).
            La insulina es un regulador muy importante en el crecimiento de los tejidos y del tamaño del cuerpo en muchos animales (en este punto no especifica qué parte del cuerpo crece. Habrá que consultar este importante dato a especialistas en el tema). Por ello, debido a que el crecimiento de los cuernos del escarabajo rinoceronte, está estrechamente relacionado con la nutrición (ya decían las abuelas que “al hombre se le gana por el estómago”, aunque no sabemos si esa afirmación estaba relacionada con el crecimiento del cuerpo, de los cuernos o de la cola…) y sus tamaños varían mucho de escarabajo a escarabajo (como sucede en los hombres, vamos), esto les hace suponer a los investigadores que esta ornamentación cornúpeta exagerada (aunque es muy normal, por el excesivo número de individuos  que las lucen…) refleja la calidad de un individuo (extremo difícil de hacérselo creer a un hombre así “adornado”, pero no deja de ser una buena estrategia para la autora de dicho “adorno”) y terminan añadiendo que, por este motivo, las hembras ya saben en qué fijarse o en quién (o sea, porque tan singular atributo sugiere otros…).
¡Estos sí que son cuernos!
            Por esto, desde este momento y con el apoyo que significa esta verdad científica ya demostrada, se expone a la consideración de los lectores, en el más sincero deseo de contribuir a la difusión de la ciencia y a ayudar a quien lo necesite con el consuelo que siempre da la verdad que sale a flote a través de la mirada atenta y rigurosa de los científicos, la que demuestra algo que se puede considerar, si no una tesis en relación con los humanos, sí una  interesantísima hipótesis: “a mayores cuernos, más macho se es”.
            Dicho esto, corro a decírselo a mi amiga Trini, porque tiene serios problemas conyugales por los excesivos celos de su marido, a quien le empieza a picar la frente demasiado en los últimos tiempos, para que le enseñe este estudio y él pueda comprobar que, si sus sospechas son ciertas, sólo demostrarán la veracidad de este estudio, no sólo en los escarabajos rinocerontes, sino también en el macho humano, porque el marido de Trini, además de ser un hombre fornido y de gran tamaño, ha sido “coronado”, todo ello debido a los buenos y ricos alimentos que le prepara su mujercita, excelente cocinera, por cierto, por lo que se puede decir que está hecho un "toro".
            Verdades científicas así pueden llegar a salvar muchos matrimonios o parejas de la catástrofe. Nos congratulamos por ello.

23/5/12

Los dinosaurios, las vacas y el calentamiento global





Vacas  en el prado haciéndose las despistadas
            Naciones Unidas,  afirma que el sector ganadero es responsable, en un 18% del total, de las emisiones mundiales de gases que son los que provocan el efecto invernadero. En esta cifra se cuentan tanto las emisiones causadas por la producción de piensos, como las producidas por el metano que expulsan los rumiantes: vacas, cabras, ovejas, etc., con sus flatulencias (así como suena y como huele)
            El calentamiento global provocado por la contaminación atmosférica del mundo actual es una de las grandes preocupaciones de todos los países industrializados porque amenaza la vida en el planeta. Pero, hete aquí (y allí y también allá) que este fenómeno no es cosa sólo de nuestra época motorizada, tecnificada y contaminada, porque ya existía en el Mesozoico, según afirma un artículo publicado en 'Current Biology', a primeros de este mes de mayo y que reproduce el diario El Mundo en su edición del día 8 de este mes.
La etapa del Mesozoico
          Y ahora viene la primera de las preguntas del millón ¿y eso del mesozóico qué demonios es? Pues, una de las etapas o divisiones de la historia geológica, posterior al paleozoico y anterior al cenozoico (estas dos etapas quedan para otra ocasión, con más tiempo y ganas de escribir). Transcurrió desde 225 millones de años hasta los 65 millones de años atrás y esta etapa geológica se caracteriza por ser la era de los reptiles gigantes (a los que llamamos dinosaurios, para entendernos), además de que las primeras aves y mamíferos, así como las primeras plantas con flor aparecieron y se desarrollaron en esta era, por lo que se le considera la más interesante para el estudio de la geología y la paleontología y que se divide en tres períodos: triásico, jurásico y cretáceo (puedo prometer y prometo que yo no estaba allí para verlo, lo que pueden suponer las mentes pérfidas a la hora de calcular la edad, pero lo dicen los libros con todo rigor y seriedad).
            Pero a lo que vamos ¿o venimos?, ¿cómo puede haber calentamiento global en esa era tan, digamos, antigüalla, en la que no había coches, ni industrias echando anhídrido carbónico, dióxido de carbono, metano ni butano  y otras cochinadas  a todo gas (nunca mejor dicho)? Pues el secreto de dicha contaminación eran nuestros amigos los dinosaurios y sus ventosidades. Sí, así como suena, o sonaban los cuescos de semejantes animalitos, algunos de ellos de sólo 20.000 kilitos, y a todos ellos  se les llama científicamente “saurópodos” y se distinguían por tener cabeza pequeña (como algunos ministros), cuello largo y un  peso liviano de 20 toneladas que lucían con garbo y sin complejos (a eso se le llama tener seguridad en uno mismo).
Dinosaurios en un día de campo
            ¿Y cómo producían ese calentamiento los amables saurópodos?, pues emitían grandes y apestosas cantidades de metano con su ventosidades, lo que produjo el calentamiento del clima, según afirman científicos ingleses, autores del estudio antes citado. Y eso se producía porque los microbios que producen ese gas (metano) culpable del efecto invernadero, les ayudaban a digerir mediante la fermentación la comida que ingerían. Esta misma bacteria está  también en el sistema digestivo de los rumiantes (rumen). La fermentación se produce de forma natural en el estómago de los rumiantes y esto produce las emisiones de metano que salen a través de las ventosidades.
            ¿Y cómo se les ocurrió a los científicos ingleses ponerse a estudiar tan maloliente y ruidoso fenómeno de emisión de gases por parte de los simpáticos “dinos”?, ¿tan aburridos estaban? Pues, fue a raíz de una investigación sobre estos grandes dinosaurios, en la que dichos investigadores se preguntaron algo muy lógico: si las vacas actuales producen tanta cantidad de metano como para llamar la atención de los científicos y teniendo en cuenta la diferencia de tamaño entre ellas y los “dinos” ¿qué sucedería en este aspecto con los saurópodos? Para ello, pidieron la colaboración de Euan Nisbert, experto en metano de la Universidad de Londres.
            Para hacer los cálculos se tomó en cuenta la densidad por kilómetro cuadrado de estos animales, la que oscilaba entre unos pocos ejemplares a varias decenas de dinosaurios, por lo que los investigadores han calculado que los saurópodos eran responsables de la emisión de unos 520 millones de toneladas de metano cada año, lo que viene a ser lo mismo que las emisiones totales de metano que se producen en la actualidad ¡ahí es “na”!
            También compararon las emisiones de dicho gas en la época preindustrial, es decir, hace unos 150 años, que apenas llegaba a los 200 millones de toneladas por año (que tampoco es moco de pavo). En la época actual, los rumiantes, es decir, vacas, cabras, ovejas y girafas, sólo producen entre 50 y 100 millones de toneladas cada año.
Chimeneas industriales achando gases contaminantes
a todo gas.
                El autor principal de dicho artículo, Dave Wilkinson, investigador de la Universidad John Moores de Liverpool, afirma que un simple modelo matemático indica que los microbios que residían en el sistema digestivo de los saurópodos podrían haber producido tanto metano como para ser el causante del efecto invernadero en el clima del Mesozoico y, además, dice , "nuestros cálculos sugieren que estos grandes dinosaurios podrían haber generado más metano que todas las fuentes que en la actualidad producen metano juntas, tanto naturales como debido a la actividad humana" y se queda tan fresco, a pesar del “aromático” tema del que habla.
            Por todo ello, los investigadores creen que el clima en el Mesozoico era más cálido que en actualidad, húmedo y desprovistos de capas de hielo los polos permanentes. Suponen, según ciertas investigaciones, que la temperatura media podría ser unos 10º superior a la actual (o sea, que los “dinos deberían estar “asaditos” los pobres y sin aire acondicionado), a cuyo calentamiento atmosférico parecen haber contribuido con sus pedorretas, pero como no eran los únicos animales emisores de este gas, los niveles de metano podrían ser muy superiores a los actuales (además de más oloroso el ambiente)
                Estos datos que nos pueden servir de muy poco por la cantidad de años que nos separan de los saurópodos, sí nos podría alegrar  porque, a pesar de la contaminación ambiental actual, no tenemos que soportar los olores de aquellos simpáticos bichos que perfumaban el ambiente mientras iban soltando sus efluvios intestinales en una época en la que no había ambientadores con olor a brisa marina ni máscaras antigás; porque de haber sido coetáneos de ellos habríamos muerto sin remisión, pero no por el calentamiento global que ya padecemos aunque menos,  sino intoxicados por el gas metano con olor a agua de rosas putrefactas y las explosiones producidas por dicho gas al encuentro con una chispa extraviada de la hoguera que algún vecino estuviera encendiendo para asarse unas chuletillas de mamut.
                ¡Y después decimos que los tiempos pasados fueron mejores!